domingo, 8 de marzo de 2015


LA MUJER QUE PEGABA ETIQUETAS.

No encuentro mejor homenaje a las mujeres en su día que escribir sobre una anécdota que me contó una de ellas, obrera en el viejo ANGLO, cuando pegaban etiquetas en las latas de corned beef. No precisamente el nombre de esa mujer es lo que importa (no es la de la foto, por las dudas). Quiero traer simplemente la presencia del ser humano a la actividad industrial y más precisamente acordarme de esas mujeres que a la par del hombre, participaron de la tarea que tanto renombre le dio a Fray Bentos. En aquellos años trágicos para otros países del mundo, en nuestra ciudad miles de trabajadores/as participaban de todo este conflicto en la inefable tarea de preparar comida para los soldados y para la población civil que no podía producir.

Miles de latas de conserva de carne, el tradicional "corned beef" salía por el puerto del Anglo en la panza de aquellos barcos lúgubres porque generalmente estaban pintados de colores oscuros para mimetizarse en las aguas del océano y no ser detectados por los submarinos U-2 de los nazis que deseaban darles caza para cortar el suministro. Así, nuestro producto, el mugido de nuestras vacas, el pasto tierno que recibía el maravilloso sol de Uruguay y el trabajo de nuestra gente, llegaba a los recónditos lugares donde muchos no sabían si terminarían su jornada.



Soldado ruso abriendo una lata de corned beef de la marca "Fray Bentos"

Pero lo más sentido, al menos lo que a mí me causó una explosión de humanidad,  de comprensión de lo que nuestra gente al lado de la máquina haciéndolas producir, fue una breve anécdota de una de esas fraybentinas. Una mujer. Una obrera que sacrificaba sus horas del día mitad o más en la fábrica y el resto con su familia y que me contó con la mayor sinceridad que ella y sus compañeras les escribían mensajes a los soldados al dorso de las etiquetas. Aliento espiritual y comida. Más completa no podía ser esa lata de carne uruguaya.
Una muestra de lo que siento por vos, mujer, sin importar si sos abuela, madre o hija, sino simplemente un ser humano excepcional que nunca despega su pensamiento de aquellos que sufren y siempre se pasa imaginando de qué forma nos va  alentar, a ayudar y a amar.
Por eso... simplemente por eso me acordé de esa anécdota.
Muchas veces pensé y también me lo han preguntado. ¿ Y los soldados leyeron esos mensajes? Para mí eso no es significativo. Al menos no tanto como esa expresión de amor sin fronteras que tienen las mujeres que piensan siempre con el corazón y no con la vista. No precisan estar viendo o mirando para saber que alguien está necesitando de ella, de su consuelo, de su fortalecimiento, de su sonrisa y de la paz que siempre regala con una sola mirada...





sábado, 7 de marzo de 2015

La historia contada.


Cuando comencé a trabajar en el armado del libro de historia de mi ciudad, pensé que en determinado momento (1989) ya tenía absolutamente todo lo importante que estaba a disposición en la comunidad respecto al pasaje de los años en una ciudad relativamente nueva, pero rica en acontecimientos. Gran equivocación!!! Por suerte no obtuve aportes en dinero para imprimir mi libro, porque en pocos meses más iba a quedar desilusionado y rabioso si lo hubiera concretado...
En efecto, en diciembre de 1989 tuve la oportunidad de una beca para ir a estudiar idioma alemán al Goethe Institut  en Munich, con tiempo como para hacer investigaciones y buscar información sobre mi ciudad.
Alemania me sorprendió durante algunas de las semanas más trascendentes y revolucionarias de su historia moderna: se había tirado abajo la ignominiosa pared antidemocrtática llamada "el muro de Berlín". No sólo ví los cambios sociales (que comentaré en otra oportunidad), sino que pude ver a "mi Fray Bentos" desde la óptica de quienes habían comido los alimentos allí producidos y sobre todo, admirar el impacto que ello causó en la gente, modificando o aportando a cambiar no poca cosa de la historia de la Europa de la modernidad.
Regresé a Uruguay con tanta y tan revolucionara información inédita y mucha de ella desconocida, que debí recomenzar la escritura de mi "libro de historia de Fray Bentos".  
Hoy lo miro con la perspectiva de todos esos años pasados y me alegro de haber sido partícipe en esa hermosa tarea de buscar, ver y recopilar las historias de vida de Fray Bentos y haberme convertido en cierta forma en su intérprete para mi gente.
En efecto, hoy, con dos libros sobre el mismo tema, escucho los comentarios de quienes han comprado o leído el libro último y que se maravillan de una visión totalmente desconocida, con datos, detalles, personas y personajes, historias y anécdotas que parecen inventadas (aunque, evidentemente, están realmente basadas en hechos verídicos y documentados).
Y detrás de todo esto, el deseo de que cuantos más lean este libro, mejor.... no por su venta sino porque el patrimonio  Fray Bentos cobrará nuevos adeptos y entusiastas, entre (ojalá así sea!!!) se reafirmen vocaciones para investigadores nuevos, historiadores y docentes que lleven a sus aulas con entusiasmo la historia de una ciudad que puede sentirse orgullosa de todo lo que tiene para contar...

(Como autor, te pido que compartas esto, no para acumular "Me gusta" sino para hacer más y mejor conocida tu propia historia). 






HACE COMO 40 AÑOS.
Esta foto es de 1975, poco antes de noviembre, cuando entraba en culminación de la obra del Puente San Martín. Todo era expectativa, sobre todo si esa parte del puente que parecía tan "finita" lograría soportar el paso constante de los vehículos. El Ingeniero Ponce Delgado propinó con la experiencia un fuerte mentís a quienes eran agoreros y decían que se rompía... Durante 48 horas estuvieron estacionados no dos camiones cargados (como se supone es lo normal cuando se cruzan dos vehículos de porte en el centro del puente), sino decenas de camiones sumando cientos de toneladas que demostraron como estoicamente la estructura aguantó incólume.
Pero cuarenta años es un período prudencial como para preguntarnos los uruguayos a ver si el puente "sirvió" para algo. Escudándose en el Mercosur, miles de camiones mensualmente lo pasan en uno y otro sentido y parece que nadie valora que esto acorta extremadamente las distancias y hace ganar mucho a los interesados en el transporte de mercaderías. Pero a mi manera de ver, "sólo los vemos pasar" y quisiera como tanto, una respuesta sincera a ver de qué forma se logra ver un "resultado" de esta obra.
El intercambio turístico es otra cosa. La apetencia de los recursos uruguayos (tranquilidad, paz, organización, playas, etc.) ha hecho que se aumente considerablemente el ingreso de extranjeros, sobre todo argentinos, que han ido rompiendo récords todos los años.
Pero... para nosotros, los rionegrenses, propietarios del famoso y estratégico enclave donde se construyó la obra, esto se verifica en cambios importantes a 40 años de la presencia del puente?
Debo responder con opinión propia, porque otros pueden opinar diferente, pero estimo que no tenemos mucho de qué vanagloriarnos o entusiasmarnos con la actividad del puente. Cada vez menos participamos de emprendimientos que solían aprovechar el movimiento en este punto. 
Ni siquiera hablan de nosotros, como ciudad, a pesar que la gente ya lo nombra  "el puente de Fray Bentos". Menos de un 1% de turistas de los que pasan vienen a  ciudad y muchos de los que hace 40 años que pasan por allí para ir al sur y al este, confiesan que "nunca" entraron a Fray Bentos.
Quizá sí hablaron de nosotros cuando el famoso "corte" de cuatro años de aquellos que enceguecidos por otros intereses que nada tienen que ver con la defensa zona o regional del medio ambiente, mantuvieron en vilo a la sociedad toda y sembraron cizaña y odio, incomprensión y separatismo entre dos sociedades que se llamaban a sí mismas "hermanas".
Creo que es un debe muy grande para la sociedad local trabajar en revertir estas situaciones, aunque, como decía mi abuela, "para estar casados se necesitan dos"...
De cualquier manera, mirando el Puente como hecho histórico, los uruguayos (léase comunidad política) deberían sacar un provecho muchísimo mayor a un extraordinario recurso no utilizado totalmente para el progreso, la profesionalidad de la "integración" y el tan manido tema de la "hermandad" entre uruguayos y argentinos....